lunes, 8 de diciembre de 2008

Petra la ciudad perdida



Se conoce el 312 A. de C. como el año en el que los nabateos se asientan en el actual sitio de Petra y deciden hacerla su capital. Durante el período de influencia helenístico de los reyes seléucidas y ptolemaicos, Petra y su región de influencia florecieron material y culturalmente, debido al incremento en el comercio por la fundación de nuevas ciudades como Rabbath 'Ammon (la moderna Ammán).

Debido a los conflictos entre los seléucidas y ptolemaicos, los nabateos ganaron el control de las rutas de comercio entre Arabia y Siria. Bajo el dominio nabateo, Petra se convirtió en eje del comercio de especias, sirviendo de punto de paso entre las caravanas provenientes de Arabia y Aquaba, y las de ciudades como Damasco y Palmira, en Siria. El estilo arquitectónico de los nabateos refleja la naturaleza activa y cosmopolita de sus ciudades, mostrando influencias grecorromanas y orientales.

Época romana

Entre los años 64 y 63 adC, los territorios nabateos fueron conquistados por el general Pompeyo y anexados al Imperio Romano, en su campaña para reconquistar las ciudades tomadas por los hebreos. Sin embargo, después de la victoria, el imperio otorgó a Petra y a los nabateos una relativa autonomía, con la obligación principal de pagar impuestos y de proteger las fronteras de las tribus del desierto.

Pero la relativa autonomía sería de corta duración, pues en 106 el emperador Trajano convirtió Petra y Nabatea en una provincia bajo el control directo de Roma, que recibió el nombre de Arabia Petraea. Adriano, el sucesor de Trajano, rebautizó la provincia "Hadriana Petrae" en honor a sí mismo. Esta región dio al imperio a lo menos un emperador Filipo, apodado "El Árabe".

Época bizantina

En 325, la cristiandad se convirtió en una de las religiones estatales del imperio, lo que influyó también en la provincia y en Petra. En 330, el emperador Constantino creó el Imperio romano de oriente, con su capital en Constantinopla. Petra y su provincia pasaron a ser parte de dicho imperio.

Petra continuó incrementando su prosperidad bajo el dominio romano y bizantino hasta el año de 363, cuando un terremoto destruyó casi la mitad de la ciudad. Sin embargo, ésta continuó existiendo durante varios siglos más, y llegó incluso a ser sede de un arzobispado bizantino. Durante esta época muchos de los antiguos edificios fueron derribados y reutilizados para construir otros nuevos, en particular iglesias y edificios públicos.

En 551, un segundo terremoto, más grave que el anterior, destruyó la ciudad casi por completo. De esta catástrofe Petra ya no pudo recuperarse, pues los cambios en las rutas comerciales habían disminuido también el interés estratégico del enclave.

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